Guerra a la Entropía

Isla del Sol

En estos momentos estoy en la Paz. Al fin un Hostal donde hay un poco más de "onda". Al menos es como el único lugar donde no hemos tenido que acostarnos de manera obligatoria a las 10 pm.

Debo reconocer que sin considerar los tornados el lago Titicaca me dejó una impresión de "Viajé 3000 kilómetros para algo que podrai haber visto en el sur de Chile". Porque por muy grande que sea el lago, por muy alto y grande que sea, es imposible percibir esa inconmensurabilidad a menos que se recorra entero, o que se recurra a ejercicios mentales como el del post anterior.
Nos fuimos a la Isla del Sol el domingo, el viaje duró como 2 horas y fue bien bonito. LLegamos y a mí me pareció una Isla como cualquier otra. De hecho no me lograba explicar bien por qué esta isla posee una importancia crucial para la cosmogonía Inca.
Mis problemas estomacales debidos al consumo de alimentos callejeros había aumentado, lo que me tenía con el vómito a flor de piel. Además, las construcciones acá poseen otros estándares que en Chile. En practicamente todos los lugares que estuvimos sentíamos el mismo olor extraño, que sumado a mi sensiblidad los convertían en nauseabundos. Un análisis posterior con las compañeras nos hizo determinar que el olor es de la Cal, un material de construcción usado en las paredes. Ese olor lo impregnaba todo.
Pero después de superar ese mal humor y esa mala impresión, al segundo día todo pareció distinto, pude apreciar más la belleza natural, Hicimos un paseo por unos cerros de la Isla desde donde se veai el lago y era realmente muy bonito.

En la Isla de Sol estuvimos con otra gente, pero debido a que somos personas un tanto ariscas(o ellos demasiado hippies para nosotros), el contacto no fructificó mucho. Conocimos también gente que vivía de un modo totalmente distinto al conocido. No hay ningún automovil en la Isla, apenas hay electricidad. La vida transcurre con ritmo cansino. La gente era amable,casi todos dedicados a actividades agrícolas si no a proveer de bienes y servicios a los turistas. Los niños eran bastante amistosos, un tanto pedigueños sí, de hecho uno trató de robarme un libro. Nos sentíamos como en Ciudad de Dios.
Todo nos producía sentimientos encontrados. Era imposible no llegar a la eterna discusión acerca de hasta qué punto vamos a aceptar el progreso.
Porque es fácil ir a la Isla del Sol y decir "qué bueno sería que todo el mundo fuera así, olvidarnos de tanto progreso que sólo produce contaminación y volver a una vida más prístina". Pero lo cierto es que por muy amable y poco estresada que luzca la gente, vimos a niños de rostros sarnosos y sucios. Los retoños de ambos sexos se bañaban en la playa desnudos, lo que a nosotros nos parece que propicia el despertar sexual prematuro de los jóvenes isleños. Había una gran cantidad de niños, como si se estuviera experimentando una ola de explosión demográfica (descubrimos en una hoja de la junta de vecinos o algo asi que prácticamente todos son familiares).
Y en general Bolivia es el País más atrasado de sud américa en esperanza de vida, y supongo que debe andar muy mal en otros indicadores de "desarrollo".
Entonces uno llega a la Isla y se siente un poco como los españoles llegando a américa, con ganas de sacar a estos hombres del salvajismo, enseñarles el evangelio(en esta época, el evangelio de la ciencia). Pero también nos quejamos de que los españoles vinieron acá y destruyeron toda nuestra cultura aborigen. Pero si no hubieran venido los españoles viviriamos mucho menos de lo que vivimos ahora (aunque esto es un abuso de lenguaje, si no hubieran venido los españoles no sé qué sería de mi consciencia ahora).
También reconozco que a mí me chocó un poco esta forma de vida tan incivilizada. No diré que aprendí grandes cosas de la gente de la Isla, quizás porque no busqúé el contacto demasiado con ellos.
En fin, no tengo más tiempo para mi divagación. En otro momento seguiré

posted by Gonzalo Mena @ 5:22 PM